Dona't Corda es un sentimiento, un algo inexplicable que te cala dentro y te acompaña siempre.
El campamento, esos 15 días, son una de esas experiencias que hay que vivir en la vida, una de esas experiencias que te marcan, te sorprenden, te enamoran y te cambian. Porque en la sencillez de tantas cosas aprendes que lo más importante al fin y al cabo es solo VIVIR, vivir rodeado de sonrisas, de gente, de calidez, de buenos y malos momentos; vivir rodeado de amor, de personas, de sentimientos humanos que afloran, que siguen vivos. Uno se siente más compañero, más amigo. Uno siente que crece.
Y ese sentimiento, ese algo inexplicable que los monitores sentiamos cuando eramos niños y que nos ha llevado hasta aquí ahora sigue vivo, sigue vivo en ellos, en sus ganas de seguir con esto, de coger el timón y seguir navegando este barco, de mantener la esencia viva. Nosotros ponemos la estructura, ellos la llenan de ganas de vivir.
Bronchales, Bronchiwood, se ha quedado huerfano de 135 corazones que han latido con la fuerza de un ciclón. Bronchales se ha quedado con una parte de cada uno de nosotros.
En sus montañas resuenan nuestras risas, nuestras canciones, los buenos días, la oración de las estrellas, las veladas...
Sus montañas se han impregnado del olor de la comida de Candi y Sonia, del sudor de las marchas, del calor de las tiendas al despertar...
En sus montañas aún hay restos de juegos, de hoyos donde habitaron tiendas, piquetas y vientos, de lineas que marcaban campos de futbol y Volley.
Y lo más importante, Bronchales también ha perdido un poco de él mismo, que nos lo hemos quedado nosotros, dentro, muy dentro. Bronchales sigue siendo Bronchales para más de 40 millones de personas, para 135 montañeros Bronchales ya nunca será solo Bronchales.
Gracias por emprender esta aventura tan mágica... que alguien mande un tornado y nos devuelva a Bronchales!
Os queremos, con vuestros pequeños defectos y vuestras inmensas virtudes, nos vemos en nada.
Los monis.